Pero aquí el caso no es "captar el momento", lo que aquí se trata es captar el detalle. Esos detalles que, en el medio de la isla de cemento llamada ciudad, se nos escapan todos los días en nuestra permanente vorágine diaria.
La puerta del Palacio Fuentes es una obra de arte que encierra obras de arte más pequeñas incrustadas en la misma: los detalles en relieve, las pequeñas esculturas incrustadas, y su brillo y esplendor son símbolos de una Rosario de época que se asoma en distintos rincones de la ciudad.
La puerta, últimamente, se encontraba vedada al público ya que la misma estaba en proceso de restauración y cabe destacar que el resultado final de la misma no ha defraudado.
El juego de luces y sombras brindado a la noche a través de la iluminación artificial del palacio mismo brinda una sensación de profundidad en sus figuras que es muy difícil observar durante el día.
Son todos estos detalles (y los que cada uno de ustedes observe) los que quise compartir con ustedes, a riesgo de conocer que fotografiar una puerta no resulta, quizás de lo más atractivo para mostrar. Pero vuelvo a hacer hincapié en algo: No fotografié una puerta, sino que capté una maravillosa obra de arte incrustada en el medio de la urbe. Adelante...
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